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Fuera prejuicios: el Salón Erótico más feminista

La supresión de los tabúes ha marcado la edición de este año del Salón Erótico de Barcelona (SEB). En su vigesimosexta entrega, el festival erótico ha sido un clamor contra la sentencia de La Manada y ha apostado de manera clara por los derechos sexuales del colectivo LGTBI+


Sólo entrar en el pabellón olímpico Vall d’Hebrón, el color rojo toma el protagonismo. Luces rojas y centenares de globos rojos señalan de manera inconfusa el ambiente erótico, distendido y pornográfico que se respira adentro. También la famosa canción del artista Bad Bunny “A mí me gustan mayores, esos que llaman señores” resuena a toda pastilla dentro del centro de deportes y marca el tono festivo y exhibicionista del evento, que hoy domingo, finaliza después de cuatro vibrantes jornadas. Un hombre desnudo con unas botas rosas y una máscara de cerdo que gatea por el suelo de las bocas de entrada al polideportivo indica a los visitantes que son las cuatro y media. El hombre-cerdo trae un reloj digital sobre las trianguladas orejas que sirve a los espectadores para estar al quite de qué hora es y cuales son los talleres que no se pueden perder. En aquel momento se está impartiendo el taller “TupperSex” en una de las aulas educativas anexas a la pista del pabellón, donde la psicóloga y sexóloga Montse Iserte explica en una sala rebozada de gente cómo mantener una vida sexual más llena.

El escenario central, situado en medio del pabellón, está dividido en cuatro espectáculos que ofrecen sexo en directo a la vez (scorts, sexo para novatos, videosexo y sexo lésbico). El público, curioso, se aglutina ante el escenario y uno de los speakers invita mediante la megafonía a todo aquel que quiera ver el show arriba del escenario. Uno de los espectadores que sube las escaleras de la plataforma es invitado a sacarse la camiseta y las dos lesbianas que están actuando empiezan a manosearle los musculados abdominales. A continuación, ellas dos se empiezan a liar mientras invitan al chico a que baje del escenario. De repente, el hombre-cerdo vuelve a aparecer, ahora en medio de la función lésbica, y marca las cinco y cuarto mientras estorba al cámara que se está masturbando a la vez que filma la exhibición. Las risas del público al ver la cómica situación del hombre-cerdo y el cámara, ponen de relevo qué tipo de sensaciones reinan entre las cuatro paredes del pabellón olímpico: diversión, alegría y mucho jolgorio.

En los alrededores del escenario principal, multitud de stands atraen a gran parte de los visitantes: tatuajes eróticos, cómicos y DVD’s porno, masajes sensuales, compra-venta de bragas usadas, nuevos tipos de preservativos, espectáculos de sadomasoquismo, photocall con esposas y guillotinas eróticas, clases magistrales de MILF’s, venta de divanes sexuales... De todo y más se puede encontrar en las paraditas expositivas, mientras gente de todo tipo y de todas las edades anda completamente desnuda con su mojito en mano que ha cogido del “sexbar” de la entrada a la vez que se reivindica con pintadas feministas o carteles con el lema “NO ES NO”, haciendo así referencia al controvertido y polémico caso de La Manada. Mientrastanto, por megafonía se anuncia uno de los espectáculos estrella del fin de semana justo cuando el hombre-cerdo empieza a gatear por una de las gradas y hace saber que son las seis en punto.


El sur del pabellón empieza a amontonar curiosos y curiosas que no se quieren perder uno de los shows marcados en el calendario de la jornada de cierre del SEB. “Estoy en shock”, asegura una mujer de unos 40 años que no se esperaba ver lo que está sucediendo. Una enana y una transexual suben al escenario y empiezan a palparse y masturbarse ante la atenta mirada de centenares de ojos incrédulos. De repente, una persona del público se acerca a la plataforma y empieza a mantener relaciones sexuales con la transexual al ritmo de “Lo malo”. El deejay, que también hace de speaker, aporta un tono picante y satírico a la escena: “¿Qué le dirás al suegro que has estado haciendo el domingo por la tarde?”. La transexual, una vez finalizada su performance, coge el micrófono que le acerca el DJ y toma la palabra con un acento afrancesado al más puro estilo Manuel Valls: “Eso es amor puro y duro; lo que hacemos es solo entretenimiento”, sentencia después de anunciar que el hombre que ha subido al escenario es su pareja desde hace siete años. Estas emotivas palabras arrancan un sonoro aplauso del público que, lejos de angustiarse al ver la escena, mantiene una cierta apariencia de normalidad en los rostros que lo observan y empieza a jalear de forma conjunta “¡NO ES NO!”.

Y es que esta edición del Salón Erótico ha marcado un antes y un después para el colectivo LGTBI+, puesto que ha copado una gran parte de los espectáculos y las exhibiciones que se han hecho durante el evento y también ha dispuesto de stands exclusivos e innovadores inaugurados este año. El movimiento feminista ha sido uno de los otros motores del Salón, marcando así un punto de inflexión respecto otros años con una protesta expresada de manera unánime contra la sentencia judicial de La Manada y la puesta en libertad de sus miembros.


Sergi Àlex


 
 
 

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